lunes, 1 de junio de 2015

EL PAPEL DE LOS ADULTOS EN EL DESARROLLO INFANTIL

Este título es uno de los puntos del tema 1 del Temario para las pruebas selectivas de acceso a la función pública para maestros de Educación Infantil. Yo he desarrollado el contenido a partir de mis conocimientos y de distintas fuentes y lo traigo a nuestro blog porque me parece un aspecto básico del que no se habla lo suficiente, sino que se trata por parcelas.

El desarrollo de los niños se produce tanto por los factores biológicos propios de nuestra especie como por la interacción que ya desde el momento del nacimiento empieza a producirse con las personas y posteriormente también con los objetos.



Los factores biológicos aportan un calendario madurativo universal con variaciones individuales en cuanto al momento en el que se producen algunos hitos, como la salida de los primeros dientes, la edad en la que el bebé comienza a gatear, incluso la adquisición altura y peso, de destrezas y habilidades. La predeterminación biológica depende de la genética de la especie y también de la herencia familiar, pero todo ello también se ve afectado por la influencia de factores externos como son los cuidados que reciben los niños por parte de los adultos, concretamente:
- la alimentación
- la higiene
- las condiciones ambientales

La interacción de los adultos con los niños comienza al nacer y en principio está determinada por la natural preocupación de los mayores por satisfacer las necesidades de un bebé que no puede hacerlo por sí mismo. Los adultos tienen que cumplir el papel fundamental de cuidadores, en el cual tienen que saber qué cuidados precisan los niños y cuál es la mejor manera de proporcionárselos.

Otro aspecto inseparable de la faceta de cuidador, pero que trataremos aparte para facilitar su comprensión, es el establecimiento de relaciones afectivas estables y completas a partir de dichas situaciones de cuidado cotidiano inicialmente con lo que llamamos una "figura de apego", que suele ser la madre por su implicación directa y contínua en las tareas de alimentación, baño, interacción afectuosa, juegos... Esa presencia le permitirá al bebé progresivamente obtener la certeza de que va a recibir los cuidados y estímulos que necesita para desarrollarse, y al mismo tiempo, le ayudará a distinguir entre su "yo" y su "no yo", que es el primer paso para reconocerse uno mismo y darse cuenta de que se es aparte y diferente a los demás. Posteriormente, se van incorporando nuevas figuras de apego a medida que intervienen otras personas en el mundo del niño, como el padre, otros familiares, educadores infantiles, maestros... Estos adultos ampliarán su mundo afectivo, social, sensorial, físico e intelectual.

Por lo tanto, podemos definir que el papel de los adultos respecto al desarrollo infantil entre el nacimiento y los seis años, consiste, fundamentalmente, en proporcionar las condiciones adecuadas para que alcance sus mejores posibilidades, procurando cumplir las siguientes tareas:
a) Garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de alimentación, higiene, descanso e interacción afectiva satisfactoria.
b) Proporcionar las condiciones ambientales adecuadas, no sólo en cuanto a higiene y seguridad, también en cuanto a la estimulación que puede proporcionar el entorno y las diversas experiencias que facilitemos en él.
c) Asegurar la presencia estable de las figuras de apego y ampliar progresivamente las relaciones con otros adultos e iguales para favorecer la interacción social en entornos seguros, acogedores y educativos.

El papel de los adultos se desarrolla siempre primero en el ámbito familiar y después aparece la influencia del entorno escolar. En todo caso, hemos de ser conscientes de que familia y escuela son los mediadores entre el mundo y el niño, se encargan de presentárselo y al mismo tiempo, les van "traduciendo" las situaciones y experiencias y van proponiendo nuevos retos a medida que se encargan de:
- Favorecer la acción del niño para que adquiera una progresiva autonomía, evitando la sobreprotección. 
- Estimular la exploración y la manipulación de objetos, ofreciendo materiales adecuados y seguros, que incluyan juguetes y objetos cotidianos.
- Ejercitar los órganos de los sentidos mediante juegos, actividades y objetos.
- Hablar frecuentemente con los niños ofreciéndoles un modelo de lenguaje adecuado.
- Convertir siempre la vida cotidiana y sus rutinas en momentos educativos, partiendo de actitudes positivas y de la diversión en común. 

Cumpliendo estas pautas, actuamos para favorecer el desarrollo siempre y cuando en los dos ámbitos los adultos se coordinen para ofrecer a los niños la intervención educativa más adecuada que les ayude a formar su identidad personal, favorecer un autoconcepto y autoestima ajustados y positivos y los sentimientos de motivación adecuados para alcanzar la autonomía personal para desenvolverse en sus actividades cotidianas al finalizar la etapa de la Educación Infantil.



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