La gran dificultad se encuentra en dar una nueva respuesta educativa desde la familia y la escuela que no confunda competencia con competitividad. Es necesario ser COMPETENTES, capaces, proactivos. No es necesario ser competitivo como actitud vital, sino ser capaz. Si nos damos cuenta de esta diferencia, estaremos más cerca de formar parte de una nueva sociedad, más pacífica, más justa y más humana.
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